Carta al profesor Leonetti. Ser y estar. Película.

Estimado profesor,

Soy docente en Francia y estoy trabajando sobre un proyecto de escritura de ciencia ficción que implica que los alumnos tomen conocimiento de investigaciones universitarias en curso y que luego escriban textos inspirándose de las mismas. En el marco de dicho proyecto, solicito a investigadores que tengan a bien contestar a algunas preguntas de los alumnos relacionadas con sus trabajos. ¿Aceptaría usted contestar brevemente a algunas, limitadas, preguntas que le dirigiríamos?

También trabajo con mis alumnos en una película cuya sinopsis puede consultar aquí. En nuestra película, una clase muy poco dada al trabajo sufre cambios inexplicados que, vertiginosamente, la transforman en un grupo de alumnos implicadísimos en su trabajo escolar, que saben hacer gala de una vasta cultura y que animan iniciativas ambiciosas. Así, en la película, la clase se hace cargo del proyecto que menciono en el párrafo anterior. La película implica entrevistas de los científicos que se muestran impresionados por los conocimientos y la agilidad intelectual de los alumnos ¿Aceptaría usted participar en nuestra película?

Le adjunto el guión provisional de la escena en la que usted, de aceptar mi propuesta, podría intervenir. Le digo que el guión que le remito es provisional porque el definitivo tendrá que ser realizado por los alumnos (quizás en colaboración con usted o tomando en cuenta sus propuestas). Este que le mando, lo he escrito yo para experimentar un poco la idea y tener una base de partida. Le adjunto asimismo una ficción –Porte 305– que he escrito con el objeto de ensayar yo mismo las tareas que preveo proponer a mis alumnos. El relato que le adjunto tiene también por objeto reflexionar sobre la posibilidad de que la ficción pueda ser un vector de conocimiento. Dicho relato contiene una carta en la que un docente le cuenta a usted la manera en que integró su artículo Ser y estar, estado de la cuestión en su práctica profesional.

A la espera de su respuesta, lo saluda atentamente,

SN.

La pantalla está dividida en dos. Leonetti1 y Mariano hablan por teléfono.

Leonetti, agitado y gritando:

– … de Kripke, Mariano, me hablaron de Kripke.

Mariano:

– Pará, pará, Leo, ¿de qué carajo me estás hablando?

L: ¡De Kripke, de Kripke, Mariano! No, bueno, pará, me tengo que tranquilizar.

M:

-Sí, sería bueno, Leo.

L:

– Tá. ¿Te acordás que te conté que me iba a París, por un congreso?

M: Sí, ¿Y?

L:

– Bueno, resulta que una vez allá, llega un tipo, un francés, profesor de español y se pone a hablarme de un artículo mío. Y ahí va y me empieza a contar que su colegio está ahí al lado y que le gustaría que yo hablase con sus alumnos y no sé qué más. Bueno, la cosa es que yo tenía un hueco y me convence, ¿no?

M:

Bueno, ¿y?

L:

– Me subo en el coche y el tipo empieza a manejar. Otra que ahí al lado… Salimos de París y entramos en uno de esos suburbios de mala fama. Yo, la verdad, empiezo a preguntarme qué es todo esto, y el tipo, dale que te pego, hablándome de lingüística y de todo lo que hace con sus alumnos.

M:

-Leo, tengo trabajo, dale…

L:

El tipo estaciona delante de un edificio lleno de pintadas, destartalado, como de los años setenta. Estaciona entre dos coches quemados.

M:

Si, bueno, está bien, me imagino la escena, la veo bien nítida desde acá, Leo…

L:

– Los chicos, Mariano… Mirá, les cuento un poco lo que hago, ¿no? y entonces, Mariano, se ponen a hablarme en un español inverosímil, una mezcla de Espronceda, de Cervantes y de Borges. Pero, pará, se me ponen a hablar de Carlson y de… Kripke.

M:

– ¿De Kripke?

L:

– Pará, pará, no es todo, no. Lo peor era su estado de, no sé, de éxtasis, te lo juro.

M:

-¿De…, de éxtasis, decís?

L:

– Pará, pará, lo mejor está por venir. Están haciendo un estudio, como, como los que vos hacés, sabés, con los vectores y las palabras, los espacios vectoriales…

M:

– ¿Qué?

L:

– Han empezado a recoger todos los escritos de todos los alumnos de la zona. Tienen también datos de sus teléfonos. Están creando una base de datos para predecir todo tipo de cosas, desde la esquizofrenia, como lo que vos estuviste haciendo, hasta las dificultades escolares, que sé yo, todo lo que se te pueda pasar por la cabeza… Esos, pendejos, Mariano, nos van a cagar a pedos…

M:

-Leo,¿cómo se llama…?

L:

– ¿Quién?

M:

– El tipo, el profesor…

L:

-Fernández, ¿por qué?

M:

– Pará, un segundo…, un segundo, por favor…

L:

– ¿Lo conocés?

M:

Pará, pará…, ya, ya está, acá lo tengo. Me escribió hace un mes…, pidiéndome, sí, que participara en un…, en un proyecto medio raro…, yo ni le contesté. Y también le escribió a Leo Maslíah.

L:

– ¿A quién?

M:

– A Leo, un uruguayo conocido mío, que es escritor y músico. Este Fernández le está escribiendo a medio mundo, parece…

L:

– ¿Qué carajo está pasando, Mariano?

1He dado en pensar que era usted argentino y he imaginado que hablaba con el también argentino Mariano Sigman. Si me he equivocado y quiere usted colaborar con la actuación sin tener que imitar a un lingũista argentino, no hay problema, le cambiamos el diálogo.