Carta a mis compañeros gallegos. Contrabando de tabaco y narcotráfico.

Estimados compañeros,
He estado estudiando con mis alumnos algunos documentos relacionados con la cuestión del contrabando de tabaco y el tráfico de droga en las costas gallegas.
Hemos recurrido principalmente a la serie Fariña y al libro del mismo título, escrito por el periodista Nacho Carretero.
Nuestro programa dispone que los alumnos presenten las cuatro nociones siguientes:
Lugares y formas del poder,
Espacios e intercambios,
La idea de progreso y
Mitos y héroes
… ilustrándolas con los documentos estudiados en clase.
Me gustaría que mis alumnos tuviesen la posibilidad de intercambiar pareceres sobre las temáticas que menciono con compañeros españoles.
El escribiros ahora es para pediros que tengáis a bien transmitir esta propuesta a vuestros alumnos. Me parece que lo más sencillo sería que los chicos que quieran participar en este intercambio me escriban para que yo transmita sus direcciones a mis alumnos. También pueden dejar comentarios bajo este artículo, si así lo desean.
A continuación, me permito resumir algunos de los comentarios que hemos formulado en clase.
El libro de Nacho Carretero y la serie que se inspira de él cuenta el desarrollo del contrabando de tabaco y del tráfico de droga en Galicia, en particular en la zona costera y en localidades como Vilagarcía o Cambados.
Hemos relacionado el contrabando y el tráfico con la debilidad del Estado español, una debilidad que se ha manifestado en dos planos: el de la incapacidad de hacer respetar la legalidad y el de la incapacidad de resolver los problemas económicos y sociales con los que se ha enfrentado Galicia durante años.
En estas circunstancias, los contrabandistas y traficantes pudieron prosperar a sus anchas, o casi. Para muchos gallegos, nos recuerda Nacho Carretero, los contrabandistas y traficantes eran benefactores sociales que llevaban riqueza y empleo a una zona que tenía gran necesidad de ellos. Los políticos, nos dice también el periodista, entendieron pronto que no era electoralmente rentable luchar contra las mafias. Se estableció así un clima de tolerancia, de impunidad e incluso de complicidad entre mafiosos y amplios sectores de la sociedad gallega. Se compraba tabaco de batea, de contrabando, en los estancos. La guardia civil local estaba infiltrada por los narcos. El actual presidente de la Xunta se solazaba en compañía de un contrabandista notorio en la embarcación de éste último… Hablar de las mafias gallegas es hablar del poder, de los lugares en que se ejerce y de las formas en que se ejerce.
También resulta llamativo el poder de la industria del tabaco, que, nos explica Carretero, participó activamente en la organización del contrabando para no pagar tasas e impuestos. Estas firmas negociaron un acuerdo con la Unión Europea y con los países afectados para que se anularan las diligencias judiciales iniciadas contra ellos a cambio de una suma de unos diez mil millones de euros. En 2016, el Parlamento europeo adoptó una resolución pidiendo que no se recondujese un acuerdo que resultaba ser ineficaz y demasiado favorable a la industria del tabaco.
Pero también es hablar del progreso. Para no pocos gallegos, lo decíamos más arriba, el contrabando de tabaco y el tráfico de drogas fueron sinónimos de desarrollo económico. Sin embargo, este “progreso” tuvo efectos sociales nefastos, que pueden ilustrarse, por ejemplo, con la difusión de la heroína en la región, relacionada, evidentemente con la abundancia de dicha sustancia y con la facilidad con que podía obtenerse.
El progreso económico que produjeron, la liberalidad con que distribuían una parte, sin duda reducida, de sus ganancias, su capacidad para burlar la ley y el Estado… tuvieron por efecto transformar a ciertos traficantes en héroes para una parte de la población. Sito Miñanco es, sin duda, uno de los “héroes” de este tipo más famosos. A Sito Miñanco no se lo denunciaba, a Sito Miñanco se lo protegía, como nos lo recuerda Nacho Carretero. Cuando el Estado nacional está ausente, cuando los mitos que unen a los ciudadanos se desvanecen, surge espacio para traficantes como SIto Miñanco: la lealtad va hacia los traficantes, no hacia un Estado abstracto y lejano.
El tráfico de droga, el contrabando de tabaco son intercambios económicos. Ilegales, pero intercambios al fin y al cabo. Los espacios que intervienen aquí son variados : África, América Latina, Galicia, diferentes países europeos…; como también lo es su naturaleza: hoteles de lujo, barcos, barrios marineros, residencias fastuosas, cárceles, despachos de lobistas, instancias estatales…
Si tomamos el caso del tabaco, tenemos un producto fabricado en países periféricos por la industria del tabaco que los introduce, asociándose con diferentes mafias, en Galicia y que, desde allí viaja a diferentes países europeos. Tenemos los despachos de los lobistas en Bruselas. Tenemos el parlamento europeo y la comisión, donde se negocian los acuerdos que mencionábamos. Tenemos la cárcel de Carabanchel, donde se establecen contactos entre gallegos y colombianos que permiten desarrollar el tráfico de droga. Tenemos barcos de lujo y una foto famosa en que se ve al actual presidente de la Xunta de Galicia, Nuñez Feijóo, en compañía del capo del contrabando Marcial Dorado a bordo del barco de este último…
Un saludo cordial,
Sebastián Nowenstein,
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