La Justicia española ha establecido definitivamente que la Virgen del Santísimo Amor podía recibir la Medalla de oro al mérito policial. Esto significa, de hecho, que se le puede dar la medalla a cualquier cosa.
Nosotros pensamos que habría que dársela a Piolín que, con pícaro gesto, recibía a los policías que volvían al puerto de Barcelona tras haber reprimido a los catalanes que querían votar en el referéndum sobre la independencia de la región.
Sin voluntad alguna de disminuir los méritos de la Virgen, puede señalarse que :
1. Piolín ni tiene ni promueve religión alguna, con lo que la entrega de la Medalla no violará la aconfesionalidad del Estado, que es una disposición constitucional de la mayor importancia.
2. No se zaherirán los sentimientos de los policías que no sean católicos.
3. La simpática imagen del pollito debió de aliviar el ánimo de numerosísimos policías, mientras que a la Virgen esa del santísimo amor no la conoce casi nadie.
4. El ministro, nos informa El País, aludió al manto de la protección de la Virgen. Signifiativamente, la policía, que había puesto unas lonas de protección sobre el barco en que se hospedaban los policías retiró la que ocultaba a Piolín. Esto significa que el ministerio del interior consideraba que la protección de Piolín era suficiente, mientras que la del pato Lucas y la del Correcaminos, sin duda por ser menos perfectas, requerían que se les agregase la de las lonas.
En comparación con los que el ministerio del interior ha consentido en publicar y difundir para defender su decisión, son nuestros argumentos numerosos, sólidos y racionales.
Preguntaos con sinceridad, oh, españoles de buena fe, como lo hemos hecho nosotros, si no sería un odioso agravaio comparativo el que se dé la Medalla de oro del mérito policial a la Virgen del santísimo amor y que dicha medalla le sea negada a Piolín.
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