Latra Aldroz. Taller I.2.

El colectivo HPA reúne periodistas de los medios más prestigiosos del planeta. Su razón de ser es prolongar las investigaciones de los periodistas asesinados. El colectivo entiende difundir un mensaje muy sencillo: matar a un periodista para impedir que investigue un caso es mal cálculo ya que el colectivo retomará la investigación del difunto y le dará una difusión inmensamente mayor que la que hubiera tenido de no haberse cometido el asesinato. Los editores de diarios, hombres de negocios, después de todo, aceptan complacidos que los periodistas de sus medios participen en las investigaciones de HPA, ya que se dicen que las noticias con periodistas muertos serán, con toda seguridad, buenas historias. Las iniciales HPA corresponden a Historias prohibidas de América. La inspiración del colectivo Forbidden Stories es un homenaje asumido y evidente a la organización creada por el francés Laurent Richard en un mundo paralelo al nuestro.

Las Redes de Relatos, RDR, surgieron en Reikiavik, Islandia, Cali, Colombia y Zitomir (o Pobuzhsky, según otras versiones), Ucrania, en 2025, a principios de la Gran Pandemia. Cada participante se compromete a escribir un texto de 100 palabras cada semana. Los participantes se esfuerzan por establecer conexiones entre sus relatos, de modo tal que no es infrecuente encontrar a los mismos personajes en diferentes relatos. Algunos de ellos gozan de tal popularidad que terminan adquiriendo una forma de realidad a los ojos de los miembros de las redes, a los que se designa como los enredados. Regularmente, se designan ATRACTORES, que son puntos hacia los cuales deben converger los relatos. Estos atractores son temas, lugares, fechas, objetos, personas, etc.

Tras su aparición en los tres lugares indicados, se señala una rápida extensión del fenómeno de las Redes. Debe notarse, sin embargo, que nada indica que los tres primeros surgimientos hayan estado conectados entre sí, siendo ellos, por lo que se sabe, simultáneos e independientes. No ocurre lo mismo con los que habían de producirse después. En los primeros años se solía distinguir entre redes de primera y segunda generación, si bien esta denominación ha caído en desuso dado que, en los hechos, nada permite distinguir las redes de primera y segunda generación.

Las Redes de Relatos fueron incorporadas por los docentes en sus prácticas pedagógicas. Los atractores eran temas de los programas. Era frecuente, no obstante, que se otorgase a los alumnos la posibilidad de decidir cuáles serían los atractores y que, en estas circunstancias, se tolerase que los atractores no se ciñesen de manera estricta a los programas.

En la ciudad de Annecy, situada en la región de Saboya, Francia, un grupo de alumnos decidió interesarse por la fabricación de acero inoxidable de alta calidad de la que tanto se enorgullecía el valle del Arve. Esta elección fue, probablemente, un desafío al profesor de francés, monsieur Lazbouah, cuyos gustos de esteta refinado desagradaban a su alumnado, más interesado por las vertiginosas sensaciones del esquí y las rudas del rugby que por las enrevesadas razones de Proust que maravillaban al docente.

Latra Aldroz se encontraba en la sala de espera de Métaux Gassrens cuando entró el grupo de alumnos y volvió a encontrarse con ellos mientras esperaba el autobús. Apenas unos años separaban a la joven periodista de aquellos chicos y chicas y la espera del autobús permitió que se expresasen las curiosidades recíprocas. Latra investigaba el empleo por parte de las empresas del valle del cromo y del níquel extraído en condiciones dantescas en la mina de Quetzal.

Monsieur Lazbouah tuvo la sorpresa de descubrir en las redacciones aguas rojas, venganzas, mutaciones genéticas, corrupción y luchas agónicas contra el terricidio que, le explicaron sus alumnos, era el término con que un grupo de hackers guatemaltecos designaba la explotación desaforada que, buscando desentrañar los metales más recónditos de Abya Yala, destruía la tierra. Abya Yala, es el nombre con que los indígenas designan al continente americano, le explicó al docente, con bondad o condescendencia, uno de sus alumnos. Monsieur Lazbouah, con un suspiro, dejó caer la mirada sobre las gastadas páginas de la Recherche, que, entendió, nunca iba a poder competir con el vigor de las luchas contra el terricidio. Acaso con amargura recordó aquella velada en que, por razones que se habían desdibujado con el tiempo o, acaso, sin razón alguna, había optado por apartar las críticas de Lukács contra la innovación artística de la que Proust era el emblemático ejemplo para dedicarle al autor francés el tibio entusiasmo que albergaba su corazón.