Thor en Sevilla.

Estimadas alumnas, estimados alumnos,

Me encuentro en estos días en Sevilla, ciudad española famosa por su hermosura y por muchas otras cosas.

Ayer, yendo a coger el autobús para comer con miembros de mi familia en el centro de la ciudad, un cartel atrajo mi atención. Se trataba de una hoja de tamaño A4 que alguien había pegado en el vidrio de la parada. Lo reproduzco:

Cartel pidiendo información sobre Thor. Avenida Villas de Cuba, Sevilla, 23 de febrero de 2024.

Quiero pediros que aprovechéis vuestras vacaciones para contribuir a la búsqueda de Thor.

No sabemos gran cosa de él, fuera de que tiene chip, de que no tiene dientes y de que se trata de un Yorkshire terrier. Sin embargo, existen rumores de que la desaparición del perro pueda tener algo que ver con su nombre, que es el de un dios del panteón nórdico, famoso por su fuerza, por su martillo y por sus viajes. De la existencia de estos rumores dan fe: Antonio, que tiene un puesto de periódicos ubicado al lado de la parada del autobús; Mari Carmen, que regenta una panadería, y Manuela, que expende churros. Los dos primeros establecimientos están sitos en la avenida de las Villas de Cuba, que es la avenida donde parece haber sido pegado el primer cartel. La churrería de Manuela está en la avenida Pedro Romero, cercana a un centro comercial donde parece haberse visto a Thor por última vez.

Las búsquedas realizadas en Sevilla han sido infructuosas. Sin mucha esperanza, las extienden los dueños del animalito a España y a Europa. Yo quisiera ayudar en lo posible. Espero que vosotros lo hagáis también. En la última clase no os comportasteis correctamente. Participar en la búsqueda de Thor sería, a mis ojos, una prueba de vuestra voluntad de enmendaros.

Hay varias vías de investigación, pero cabe dividirlas en dos grupos, las realistas y las que no lo son. Las primeras son las cultivadas por las autoridades policiales. Nosotros nos centraremos en las segundas, menos exploradas, menos probables, pero más interesantes. Recordemos a Lönnrot:

Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis.

La muerte y la brújula, Ficciones, J.L. Borges, 1944.

Quiero observar, de paso, que las hipótesis no realistas tienen el poder de modificar la realidad, algo que las hipótesis realistas no hacen. La difusión mundial de la historia de Thor, perro sevillano, como reencarnación chiquita y disminuida del dios escandinavo del trueno, hará que miles de sevillanos abran los ojos y busquen al Yorkshire, que, tal vez no ande muy lejos de la avenida de las Villas de Cuba, por algún bloque del polígono de San Pablo.

¿Quién es Þórr?

Þórr es el Dios más poderoso de los dioses guerreros de la antigua mitología germánica. Su carro tirado por dos chivos le permite viajar entre los mundos y, con su martillo Mjölnir, da nacimiento al trueno. Es capaz de provocar tempestades y, también, de apaciguarlas. Cuando Islandia se convirtió al cristianismo persistió un uso oportunista de las antiguas deidades: las sagas nos informan de que, para capear una tempestad, resultaba más útil invocar a Þórr que al blanco Cristo.

Þórr y Thor, evitar las confusiones.

En lo sucesivo, llamaremos Þórr al dios y Thor al pequeño Yorkshire. Esta decisión, puramente heurística, no supone, por supuesto, descartar nuestra hipótesis principal, que hemos anunciado más arriba y que repetimos: Thor es una reencarnación de Þórr.

De Þórr a Thor, un proceso de autodomesticación.

La autodomesticación es una teoría que defiende que, a lo largo de la hominización, se han producido cambios análogos a los de animales que han sido domesticados por el ser humano. Uno de ellos, llamativamente, es la disminución de la talla de los dientes. Si bien, claro, no ha de excluirse la posibilidad de Thor haya perdido los suyos por su avanzada edad, no debe excluirse a priori que su boca desdentada sea el resultado de la autodomesticación del otrora varonil y vigoroso dios germano.

No podemos contentarnos con suposiciones. He escrito al sabio francés Cédric Boeckx, autor, con otros, de un artículo reciente y admirable sobre el tema para preguntarle si nuestra hipótesis, audaz, hay que reconocerlo, es plausible. Su previsible silencio, empero, no será motivo suficiente para descartar nuestra hipótesis. Tampoco ha de serlo el que declarare el sabio que él nada sabe de la autodomesticación de los dioses guerreros escandinavos. Más difícil que vencer las reticencias y escrúpulos del científico será recoger el ADN de Þórr, para, comparándolo con el de Thor para ver si ha producido una mutación en el gen BAZ1B, que es el que controla el desarrollo de la cresta neural, implicada en la autodomesticación. Dice el investigador:

«Consideramos que esto significa que la red genética de BAZ1B es una razón importante por la que nuestra cara es distinta comparada con la de otros antepasados ya extinguidos, como los neandertales»

«A grandes rasgos, nos da, por primera vez, la validación experimental de la hipótesis de la autodomesticación basada en la cresta neural»

https://web.ub.edu/es/web/actualitat/w/first-experimental-genetic-evidence-of-the-human-self-domestication-hypothesis

Þórr en Andalucía.

La fabulosa expansión vikinga llevó a aquellos barbados guerreros por toda Europa. No ha mucho se encontraron los restos de un barco vikingo que habían remontado el Guadalquivir en la localidad sevillana de Coria del Río. No puede descartarse que, hallándose en dificultad ante el inminente hundimiento de su embarcación, los vikingos invocasen a Þórr y que este, estimando la olivífera Bética más amena que su natal, desolada y nocturna Septentrión, haya decidido quedarse por aquí, dando en ser, con el correr de los años, un pequeño Yorkshire.

De descartarse esta hipótesis, podremos recurrir a la que postula una llegada más antigua de Þórr, durante la época tartésica, en que el mar venía a lamer lo que hoy es el tan sevillano barrio de Triana.

De Þórr a Thor, la teoría alternativa de la reencarnación.

No nos adentraremos aquí en las innúmeras ramificaciones de las concepciones de la reencarnación. Digamos solamente que es dable pensar que Thor es una reencarnación de Þórr.

De la importancia de llamarse Thor.

Debe investigarse la posibilidad de que el nombre Thor haya transferido al pequeño Yorkshire algunos atributos del nombre del dios. Es este un motivo adicional para sospechar que Thor pueda hallarse en Islandia, último reducto de la fe pagana. Se consultará Los nombres de Cristo, de Fray Luis de León, que, en el siglo XVI, prefigurara la comedia de Wilde a la que hace alusión el título de esta línea de investigación.

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