Del taller de escritura de Timburbrou.
La periodista Laura Ardila no se amilanó. En cuanto hubo salido de las oficinas de Planeta Colombia adonde había sido convocada, denunció la decisión que se le acababa de comunicar de no publicar el libro. La reacción de la sociedad civil colombiana fue inmediata y airada. Centenares de ciudadanos se disputaban el honor de publicar el libro, que adquirió un renombre que ninguna campaña de comunicación le hubiese podido valer. La National Public Radio, la radio pública norteamericana, dedicó un extenso reportaje al tema. Cuando Rey Naranjo, editorial independiente, sacó el libro y este llegó a las librerías, las ventas fueron inauditas. Pacientemente, los ciudadanos hacían cola para que la autora les dedicara su libro. Durante la espera, y después, se filmaban, para luego difundir sus vídeos entre amigos y familiares.
La decisión del Conejo parecía desastrosa para Planeta. Pero no lo era tanto. O no lo era para los amigos de Planeta. Tal fue, en todo caso, la interpretación de un grupo de estudiantes de la septentrional ciudad francesa de Timburbrou.
La interpretación de Timburbrou.
Los alumnos de Timburbrou observaban los hechos siguientes:
- En el caso Lezo, Planeta Colombia ha dado explicaciones tan parcas como insuficientes.
- Planeta Colombia seguía el trabajo de Ardila desde sus inicios. Todo estaba listo para la publicación. Fue la casa matriz española la que vetó el libro.
- El grupo mediático español aparece citado en el caso judicial Lezo; sus dirigentes fueron puestos bajo escucha por la policía española. El libro alude al caso Lezo, en el que aparecen implicados destacados dirigentes del PP madrileño.
- El grupo Planeta ha obtenido una licencia universitaria de parte del grupo Planeta otorgada en condiciones poco claras por la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, dirigente del PP.
La interpretación de los estudiantes de Timburbrou es que la decisión del Conejo tenía por objeto proteger a los políticos españoles implicados en el caso Lezo y no, como lo afirmaba la editorial, evitar el riesgo de litigios.
Los alumnos escribieron al director de la editorial, para recabar su reacción. También escribieron a editoriales, a sindicatos, a periodistas. Lo hacían con un pseudónimo, el de Esteban Nierenstein, docente. Sus esfuerzos resultaban vanos. Nadie los tomaba en serio.
Hasta que recibieron un impulso que algunos no dudan en calificar de divino. La Virgen de Macarena Coronada intervino en su favor.
En otro capítulo daremos cuenta de los detalles de la mencionada intervención, bástenos, por el momento, indicar que, como un fogonazo repentino, los periodistas de varios y reputados medios entendieron lo que significaba que, de ser cierta la hipótesis de Timburbrou, una multinacional española estuviese amordazando a una periodista colombiana por motivos que, cuando menos, eran inconfesables.
Para intentar apagar el incendio, Planeta despidió al Conejo, que, de un día para el otro, se encontró en Colombia y sin empleo.
Para consultar las numerosas misivas que enviaron los alumnos, véase Planeta, Ardila, « Costa Nostra ».