Estimada profesora,
Soy docente en Francia y estoy preparando un dossier pedagógico sobre el relato Disolución, de José Balza.
El dossier puede consultarse aquí, pero, por por favor, tenga presente que no está aún terminado. El publicarlo ahora tiene por objeto someterlo a la crítica y, también, lo que no es menos importante, el enriquecerlo con los aportes y testimonios de lectores y especialistas de Balza. Solicitar su aporte o su testimonio es el motivo de esta carta abierta.
En mi trabajo, considero la literatura como un espacio de discusión. Creo que un relato crea un espacio material e intelectual que facilita el que se aborden colectivamente los temas presentes en él. Insisto, ante mis alumnos, sobre el valor de herramienta cognitiva que tiene la ficción. No solo el leerla, sino también el ejecutarla. Es por ello que, en los dossiers que preparo, menudean los ejercicios de escritura.
En uno de estos ejercicios, el que lleva el número 16, los alumnos tienen que imaginar el decurso del conversatorio con José Balza que animó usted en la Casa de América sustituyendo sus palabras liminares por un análisis feminista del relato que hubiese empezado con la pregunta de si lo que dice el crítico Seimour Menton respecto de Dilución (el pintor es el doble del autor) es cierto y que hubiese proseguido con un comentario sobre la actitud del pintor para con aquella que en el relato se designa con el sintagma su muchacha. El pintor, recordémoslo, sale de la ciudad rumbo al sur en busca de gentes fiables, pero abandona -en apariencia, a lo menos- sin reparo alguno a su joven amante, que está exponiéndose a mil peligros para ir a verlo. La relación entre el hombre ya mayor que es el pintor y su muchacha podría acaso abordarse desde una perspectiva de género.
Estimada profesora, no sé si le interesará realizar este ejercicio de historia contrafactual que propongo a mis alumnos, pero, por supuesto, aceptaré con mucho gusto toda contribución que pudiere usted realizar al dossier. Una posibilidad sería que aceptase usted contestar a las preguntas de mis alumnos. Otra sería que aceptase leer y comentar algunos de los trabajos que realicen. No dude en sugerir algún ejercicio que le pareciera a usted interesante o divertido.
Permítame, por último, justificar el carácter público de esta carta, que lo es porque sus trabajos e intervenciones también lo son. Hago extensivo al estudioso lo que antes decía del autor: sus intervenciones y escritos, profesora, crean un espacio que nos incumbe a nosotros, docentes o simples lectores ocupar y, también, hacer vivir con nuestras modestas contribuciones.
Un saludo cordial,
Sebastián Nowenstein,
professeur agrégé.