MANUEL BALLBE MALLOL
Universitat Autònoma de Barcelona
Facultat de Dret (Dret Administratiu)
Campus Bellaterra
08193 Cerdanyola del Vallès
Reykjavik, martes 28 de octubre de 2014
Estimado catedrático Ballbé,
El 25 de octubre de 2014, el diario El País le atribuye las palabras siguientes: « Es como si para juzgar a un negro se elige un jurado formado solo por miembros del Ku Klux Klan »1 . Así, nos dice el artículo, entiende usted ilustrar el proceso de la consulta catalana del 9-N.
Yo soy docente en un instituto francés y el motivo de dirigirme a usted en relación con dicha declaración es que estoy reuniendo documentación sobre la cuestión catalana con vistas a difundirla entre compañeros franceses y españoles. El objetivo es someter textos significativos a personas implicadas en la problemática y pedirles que los comenten de manera argumentada y racional, es decir, respetando las exigencias de la institución escolar y alejándose de los excesos y facilidades de la agitación mediática y del combate político a corto plazo.
En lo que se refiere al artículo mencionado más arriba, acabo de transmitir a El País mis comentarios, que he comenzado a difundir igualmente entre algunos compañeros y que publico en mi blog2. Le diré, señor catedrático, que juzgo severamente la analogía que usted realiza, que me parece violenta y poco esclarecedora. Permítame citar el párrafo en que comento sus palabras, para que no tenga usted que buscarlo en el texto :
¿Que mi comparación es exagerada y conlleva algo de provocación ? Pues sí. Pero, ¿quién empezó con las analogías ?, ¿yo ? No. Antes que a mí, al señor catedrático Ballbé se le ocurrió comparar la situación con la que existiría si se juzgara a un negro con un jurado compuesto sólo por miembros del Ku Klux Klan3. Comparado con este dechado de argumentación por analogía, aquel incendiario artículo4 del profesor Fontana que hablaba de deriva nazi del PP hasta parecerá un ejemplo de alegato racional. Es que ése es el problema del uso y abuso de la analogía, -de sus prestigios y vértigos, como dice en su incisivo librito5 el profesor Bouveresse- : las analogías como éstas no significan nada o casi nada, no nos explican nada, pero, eso sí, enardecen los ánimos. ¿Cómo ha de sentirse un catalán implicado en el combate político por la independencia que desea contribuir a organizar esta famosa consulta cuando un prestigioso catedrático le endilga que la posición que va a ocupar va a ser la de un miembro del Ku Klux Klan juzgando a un negro ? ¿Y cuando un diario moderado de Madrid cita sin chistar esas palabras y, más aun, las selecciona, considerándolas como un dictamen digno de informar al lector ? « Dice el jurista », escribe el periodista, tras la cita, como si estas palabras fuesen un enunciado de la ciencia del derecho y no las de un ciudadano que quizás la indignación esté alterando un tanto. ¿Cómo ha de sentirse un catalán, sea cual sea su orientación política, cuando se califica con tamaña brutalidad la iniciativa de su gobierno, del que se podrá pensar lo que se quisiere, pero que es legítimo y fue elegido democráticamente ? Yo no soy catalán pero, como español, le puedo decir que me preocupa esta retórica y los estragos que está causando. Este tipo de discurso puede ser movilizador y exaltante entre los adictos de una causa, pero no hay que olvidar lo que está engendrando : la convicción de que todo diálogo es imposible.
Señor Ballbé, ¿tendría usted la amabilidad de comentar las críticas que formulo para que yo pueda incluir su posición en el material que estoy difundiendo ?
Me atrevo a pensar que no tomará usted a mal que le haya escrito. A título personal, no lo hubiera hecho. Pero yo me debo de presentar a mis alumnos y a aquellos a quienes destino el material que preparo la documentación más completa posible.
Yo tengo el convencimiento de que todavía se puede hablar en nuestro país y creo también que los adversarios tienen la obligación de dialogar entre sí para encontrar una salida sensata a la crisis institucional que estamos viviendo. En un proceso judicial, dos partes se enfrentan con argumentos racionales ante una tercera parte neutra. Yo creo que nuestros alumnos pueden ser esa tercera parte neutra que, por cierto, no juzgará, pero que buscará entender. Lo que solicito a usted y a las personas que estoy contactando es que ante estos jóvenes y ante nosotros, docentes, que recibimos la función de hacer de ellos personas respetuosas de los valores de una ciudadanía democrática, acepte cada cual argumentar con rigor y lealtad, aun cuando los desacuerdos sean profundos.
Dirijo una carta similar al profesor Fontana, cuyo artículo también se integra en mi dispositivo, y publico ésta que le mando en mi blog : http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2014/10/28/estimado-catedratico-ballbel-espagnol/
Lo saluda cordialmente,
Sebastián Nowenstein
professeur agrégé,
lycée Raymond Queneau
Villeneuve d’Ascq
Francia.
2http://sebastiannowenstein.blog.lemonde.fr/2014/10/27/cartas-a-la-defensora-del-lector-de-el-pais-ii/
3« Es como si para juzgar a un negro se elige un jurado formado solo por miembros del Ku Klux Klan »
4http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/deriva-nazi-del-partido-popular-2336761
5Jacques Bouveresse, Prodiges et vertiges de l’analogie : De l’abus des belles-lettres dans la pensée, Éditions Raisons d’agir, 1999, 158 páginas.