Estimado Leo,
Soy docente en Francia y he estado trabajando con mis alumnos en torno a su cuento El día de la secretaria. La actividad propuesta consiste en imaginar la continuación de su relato a partir del momento en que uno de mis alumnos encuentra el diario íntimo de su personaje, que lo incrimina gravemente. Rosa resiste con pugnacidad argumentando que ese diario no es tal, sino una novela que recurre a los cánones del diario íntimo. Provocadora, Rosa sigue contando su crimen por Twitter, durante el juicio, construyendo ella misma el relato que la acusa para expulsarlo del mundo real y encerrarlo en el de la ficción.
El lugar central en que se sitúa la continuación de la vida de Rosa es, por lo tanto, un tribunal penal de Montevideo en que se la juzga tras el hallazgo de mi alumno, pero la mediatización del asunto lo prolonga en el mundo entero : en Islandia, en Escocia, en Francia o en España se habla del juicio. El destino de Rosa, por otro lado, se mezcla con el de los Gutres de Borges, con el Juan Darién de Horacio Quiroga, con el Olegario de Bennedetti…
Mi objetivo es que alumnos de diferentes países construyan un entorno que dé coherencia, verosimilitud y, de alguna manera, encaje en el mundo real a la historia de Rosa. Vamos a entrevistar, en francés, al alumno que encontró el diario de Rosa ; en islandés, a un grupo de mujeres que fue a Uruguay a asistir al juicio ; en inglés a un notario de Inverness ante quien Rosa reclama la herencia de los Gutres. Tengo también previsto, por supuesto, tomar contacto con compañeros uruguayos. De lo que se trata es de crear colectivamente un universo ficticio que acoja las aventuras de Rosa.
Yo he escrito algunas crónicas judiciales en francés que dan cuenta del juicio, que se desarrolla en 2020. Se las adjunto en este mensaje.
Bueno, estimado Leo, yo le escribo por dos motivos. El primero, es preguntarle si no le molesta que prosigamos como le digo la vida de Rosa. Si esto no le gusta, Rosa desaparece y la protagonista de nuestra historia será otra mujer, con otro crimen. El segundo, es que me encantaría que usted tuviese a bien colaborar con nosotros, del modo que a usted le parezca bien.
Un saludo cordial,
Sebastián Nowenstein.