Lille, 20 de mayo de 2018.
Señora Rodríguez,
Soy docente en Francia y estoy preparando un concurso literario internacional de escritura en español que tendrá por temática central las medallas que han estado concediéndose a vírgenes durante los últimos años por parte de diferentes poderes públicos. Organizo el concurso en colaboración con la asociación Europa Laica.
El motivo de dirigirme a usted es doble. El primero, pedirle que tome posición sobre la afirmación que aparece en la web de Cádiz según la cual la Virgen del Rosario protegió milagrosamente a la ciudad en dos oportunidades:
Por otro lado, la intervención milagrosa de la Stma. Virgen del Rosario en las epidemias de 1681 y 1730, motiva que en 1755, en el terremoto de Lisboa que se dejó notar con bastante fuerza en nuestra ciudad, donde los gaditanos asustados corrieron hacia la puerta del convento de Santo Domingo para que los dominicos sacaran procesionalmente a la Virgen para parar la fuera del mar, el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad, nueve días después, tuviese a bien nombrarla Patrona y Protectora de la Ciudad de Cádiz, patronazgo que la Santa Sede, mediante bula otorgada y firmada por Pío IX, ratifica el 25 de junio de 1867, siendo obispo de la ciudad Fray Félix.
Fuente: http://institucional.cadiz.es/area/Nuestra%20Se%C3%B1ora%20del%20Rosario/183
¿Han de tener cabida, señora Rodríguez, en la web de un Ayuntamiento enunciados como el antecitado? Si la respuesta es afirmativa, supongo que juzgará usted legítimo todo enunciado análogo, como, por ejemplo, el que formularía un ayuntamiento que proclamase la validez del dogma de la inmaculada concepción, que reproduzco a continuación:
[…] Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho
Bula Ineffabilis Deus.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inmaculada_Concepci%C3%B3n
u otros muchos que contiene la doctrina católica y que pertenecen a la misma clase de enunciados arbitrarios y carentes de sustento científico. Me he preguntado también si no defenderá usted una doctrina que consistiría en suspender la exigencia de neutralidad de los poderes públicos cuando se trata de figuras o campeones locales y restablecerla cuando no exista implantación local ¿Tendría usted a bien clarificar su posición sobre este punto, señora Rodríguez?
El segundo motivo de escribirle, es pedirle que precise usted las declaraciones que efectuara a la cadena Ser refiriéndose a la entrega de la Medalla de Oro de Cádiz -con el apoyo de su partido- a la Virgen del Rosario por parte del ayuntamiento de la ciudad.
Afirma usted que la iniciativa refleja el sentir de la gente o del pueblo:
« Tiene que ver con la gente, y eso es algo distinto a la jerarquía religiosa. Tiene que ver con la tradición, con los niños entregando nardos a la Patrona, y trasciende lo religoso. Tiene que ver con cómo la gente siente y respira. Y nosotros no somos diferentes del pueblo al que queremos representar ».
Fuente: http://cadenaser.com/emisora/2017/06/02/radio_cadiz/1496384250_511682.html
¿Cómo se define lo que es el pueblo y su manera de respirar, señora Rodríguez? ¿No sentirá apego el pueblo, además de por la virgen, por valores como el de la neutralidad de los poderes públicos?
Usted ve en la concesión de esta medalla la demostración de la falsedad de la acusación de la que, parece, ustedes han sido objeto de ser diferentes del pueblo. En sí, el que Podemos comparta la devoción mariana que ustedes atribuyen al pueblo de Cádiz es sorprendente, contradictorio acaso con el código ético de su movimiento, pero no vulnera de manera evidente e inmediata el principio de la neutralidad de los poderes públicos. Lo que es más difícil entender es que se justifique un acto institucional invocando el beneficio en términos de comunicación para su movimiento político ¿No hubiera sido más apropiado, por ejemplo, que su partido hiciese una ofrenda floral a la virgen, que le regalase nardos, como, lo recuerda usted con cariño, hacen los niños en Cádiz? ¿Por qué -no sé si se puede- no hacer una procesión conjunta Podemos-Dominicos? Ustedes hubieran podido así manifestar esa comunión que existe entre el devoto pueblo de Cádiz y su formación sin estar conculcando, o por lo menos sin hacerlo de manera ostensible, la obligación de neutralidad de los poderes públicos.
Una última pregunta, señora: de llegar ustedes a la conclusión de que el pueblo además de devoto de la virgen del Rosario es machista, homófobo o indiferente a la corrupción, ¿defenderían ustedes dichas ideologías o principios? Cuando yo era niño, seguía con pasión la serie Curro Jiménez. En boca de mi bandolero preferido oí por primera vez aquello de que el pueblo siempre tiene razón. Con el tiempo he aprendido a matizar esa hermosa y romántica afirmación. ¿No le parece peligroso establecer el precedente de que principios tan fundamentales como el de la neutralidad de los poderes públicos deban ceder ante el sentimiento popular, sobre todo si para que este último se manifieste o establezca basta con 6000 firmas en una ciudad de 120.000 habitantes?
Estimada señora, le escribo después de dirigirme a su compañero Iglesias por el mismo motivo. También le escribo al señor Santos (« Kichi »), alcalde de Cádiz. Por supuesto, sería para mí un gusto publicar sus respectivas respuestas, si las mismas me llegan.
La saluda atentamente,
Sebastián Nowenstein.