Estimado o estimada comprador o compradora de libros de la editorial Planeta,
Soy docente en Francia y le escribo públicamente para hacerle la pregunta siguiente:
¿Cómo reacciona usted tras haber tomado conocimiento de la decisión de la editorial Planeta de anular la publicación del libro de Laura Ardila Costa Nostra?
De no saber a lo que me refiero, lo o la invito a consultar la segunda carta que, sobre la mencionada decisión, he dirigido al presidente de la editorial.
No recibiré muchas respuestas a esta pregunta. Probablemente ninguna. Pero formularla es una manera de reflexionar con mis alumnos sobre un fenómeno que quizás merezca cierta atención: el de una comunidad de la que solo tiene conciencia una empresa, la editorial Planeta. Hay, en mi biblioteca, libros de Planeta, pero yo nunca me he sentido miembro de un colectivo que tuviese como elemento común el poseer libros de dicha editorial. ¿Podemos, los compradores de libros de Planeta instituirnos en grupo consciente de su fuerza potencial para influir sobre la empresa?
Mi intuición es que el riesgo para Planeta de que algo así suceda es prácticamente nulo. También intuyo que ni los lectores, ni los libreros, ni los autores, ni los editores tenían posibilidades reales de oponerse eficazmente a la extraña y repentina decisión de la editorial de anular la publicación de Costa Nostra, o de sancionar a la empresa por haberlo hecho.
Cabe interrogarse, creo, sobre cuál es la mejor manera de organizar la difusión de ideas y de la información en una democracia y sobre si es concebible que se pueda mejorar el sistema actual, que da un peso considerable a grandes grupos mediáticos como Planeta.
A la espera de su respuesta, lo o la saluda atentamente,
SN