Lille, Francia, 13 de febrero de 2018.
Señora y Señores miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Macarena,
Soy docente en Francia y, en estos momentos, estoy estudiando con mis alumnos la polémica que existe en Sevilla en torno a la cuestión de la presencia en la iglesia de la Macarena de la sepultura del general Queipo de Llano, quien ostenta el título de hermano mayor honorario de su Hermandad y que es, también, benefactor de la misma. Me permito escribirles para trasladarles, a título personal, mis impresiones sobre la cuestión y, asimismo, para proponerles la que me parece ser la solución más ecuánime y honorable al problema.
Como ustedes muy bien saben y explican1 , la iglesia de la Macarena se financió gracias a una cuestación o suscripición en cuyo éxito participó decisivamente el general Queipo de Llano.
Es razonable pensar que no muchas de las donaciones efectuadas tras los requerimientos de Queipo de Llano lo fueran libremente: la feroz represión desatada por el general en Sevilla y sus entornos imponía su sombra de muerte y espanto sobre los sevillanos de aquellos años. Es razonable pensar que la iglesia de la Macarena se financió con una expoliación del pueblo sevillano realizada mediante el terror que suscitaban los miles de muertos y las mujeres violadas por orden e incitación del general. Fue la misma voz, la que, tras haber llegado a las radios de los sevillanos pidiendo y festejando asesinatos y violaciones, volvía en busca de fondos para construir la iglesia de la Macarena.
¿No les parece, señores y señora miembros de la Junta de Gobierno, que la única solución moralmente honorable es que restituyan ustedes un edificio tan mal habido a quien puede identificarse hoy como su legítimo dueño, el pueblo sevillano, representado por su Ayuntamiento?
Bien sé, señores y señora, que nada obliga a su Hermandad a actuar como yo les sugiero que lo haga. Es una suerte. De no ser así se vería privada su organización de la oportunidad que tiene hoy de mostrar, con un gesto libre y generoso, su arrepentimiento. Lavar un tanto los largos años de oprobiosa complicidad de su Hermandad con el régimen franquista y con el general homicida restituyendo esta iglesia puede considerarse como una moderada y razonable penitencia. El imponérsela ustedes mismos acrecentaría merecidamente el prestigio de su Hermandad.
La cuestión no va solo de derecho, señora y señores, sino de coherencia y de dignidad ¿Pueden ustedes sin desdoro afirmar y mantener sus valores de compasión y caridad al tiempo que hacen oídos sordos a los gritos, que aun resuenan, de los mártires de su benefactor y hermano mayor honorario? ¿Ha de yacer a los pies de la Virgen quien hiciera matar y violar sin compasión? ¿Debe darse abrigo y cobijo a la Virgen entre esos muros más con terror argamasados que con cal y arena?
Señora, señores, el debate ha girado estos últimos tiempos en torno al destino que ha de darse a los huesos de Queipo de Llano. Se trata de una cuestión periférica. El problema lo constituye el edificio mismo de la iglesia. En cuanto abandonen ustedes la propiedad de esos muros, el problema de la sepultura de Queipo de Llano dejará de ser suyo.
Los saluda atentamente,
Sebastián Nowenstein,
1Ver, por ejemplo: http://www.diariodesevilla.es/sevilla/Macarena-sacara-Queipo-familia-Arzobispado_0_1049595144.html