Buenos Aires-Timburbrou, 3 de marzo de 2042.
Información importante para aquellos y aquellas cuyas vástagas (es un decir) no se han casado o reproducido aún.
Según un artículo de The Guardian, las mujeres que nunca se han casado y que no han tenido hijos gozan de mejor salud y son más felices que las demás.
La situación es la opuesta para los hombres, que ganan más dinero y tienen mejor salud si se casan.
El matrimonio y la procreación parecen, por lo tanto, una buena decisión para los hombres, no siendo así para las mujeres: ” if you’re a man, you should probably get married; if you’re a woman, don’t bother.”, se lee en el artículo, que, sorprendentemente, nada dice sobre la felicidad y la salud de los abuelos.
En la teoría de la evolución, una manera fértil y esclarecedora de describir la reproducción sexual consiste en recurrir a la idea de parasitismo: el macho consigue transmitir la mitad de sus cromosomas a la descendencia cuando es la hembra la que debe hacer todo el trabajo. De ahí que la hembra busque un socio sólido, fiel y con buenos cromosomas que va a ayudarla a cuidar a la descendencia, mientras que, para el macho la maximización de la transmisión de genoma pasa por reproducirse todo lo que pueda. La hembra ha de tener cuidado, cuando el comportamiento del macho estará regido por el impulso de saltarles encima a todas las que pasan.
Claro, la hembra astuta lo que hará, lo que, de serlo de verdad, debería hacer, será agenciarse un macho bueno y fiel, para que cuide a los hijos de su amante, el genitor de estos. A ella le vendrá bien transmitir a sus hijos el instinto reproductor del amante, que no pierde tiempo en criar hijos, para dedicar toda su energía a la multiplicación de los coitos extraconyugales (a la fornicación, si recurrimos a la terminología que nos lega la Iglesia). Para la madre, en efecto, el eclecticismo y ardor futuro de sus machitos es un buen vehículo para difundir los cromosomas que ella les ha transmitido.
La solución ganadora para la hembra parece ser un macho buen esposo, buen padre, fiel y cornudo y un amante insaciable e infiel. Para el macho, la mejor respuesta, imperfecta, es fingirse fiel, decir que se va a ocupar de los hijos y no hacerlo para dedicarse a seducir a otras hembras. La peor: ser un buen esposo y padre.
En sus versiones más perspicaces y recientes, la teoría de la evolución afirma que los individuos, (los fenotipos) son vehículos carnales de los que el genoma (el ADN, el genotipo) se ha dotado y que le permiten difundirse. De manera general, los comportamientos de los seres vivos tienen por objetivo maximizar la difusión de su ADN.
Recordemos, sin embargo, que la naturaleza dista mucho de ser perfecta y que no siempre tiene tiempo de llevar hasta sus últimas y sofisticadas consecuencias los mecanismos que adquiere.
NB: Se desaconseja la transposición mecánica e ingenua de la teoría de la evolución a asuntos humanos, sobre todo en lo tocante a la moralidad.