La extraña censura de Planeta, el caso Lezo y la sombra de crímenes de lesa humanidad.

Corrupción, elecciones, censura: las sorprendentes conexiones entre la ciudad colombiana de Barranquilla, la Comunidad de Madrid y el caso Lezo.

Con seis meses de diferencia, hubo elecciones regionales en España (en mayo de 2023) y en Colombia (en octubre de 2023). En ambos países, candidatos de partidos salpicados por escándalos obtuvieron excelentes resultados. Los del clan Char, en Barranquilla, Colombia, fueron abrumadores. Los del PP de Ayuso, en la Comunidad de Madrid, impresionaron. En ambos casos, investigaciones periodísticas y judiciales, habían revelado prácticas cuando menos dudosas en las organizaciones políticas ganadoras. En Colombia, Laura Ardila, con su libro La Costa Nostra, había escudriñado al clan Char.

A menudo sorprende que los escándalos político-judiciales no hagan mella en los partidos políticos y no mermen los resultados que estos obtienen en las urnas. El diario El País observaba en un editorial del 25 de julio de 2023:

Casi 20 años después de que se iniciara ese periodo de saqueo de los fondos públicos, el PP tiene una mayoría cómoda para seguir gobernando la Comunidad de Madrid. La corrupción, a juzgar por la situación institucional del partido investigado, le ha salido casi gratis. « 

https://elpais.com/opinion/2022-07-25/el-pp-en-madrid-corrupcion-sin-coste-politico.html

Apuesto que Laura Ardila no tendría dificultad alguna en hacer suya esta frase, que describe con justeza lo acaecido en Barranquilla con el clan Char y con su partido, Cambio Radical. Como tampoco la tendrá, creo, en hacer lo mismo con este fragmento de otro editorial del mismo diario:

Al contrario de lo que sostiene Aguirre, esa proliferación de casos de corrupción no obedece a las conductas moralmente reprobables de unas cuantas personas que buscaban exclusivamente su lucro personal, sino a la existencia de una madeja de corrupción en la que se entrelazan de manera indistinguible la financiación de las campañas electorales del PP, la corrupción de sus más destacados altos cargos y las luchas de poder entre facciones rivales en el PP de Madrid y el PP nacional. « 

https://elpais.com/elpais/2017/04/24/opinion/1493057588_930923.html

Pero existen otras conexiones entre Barranquilla y Madrid que vale la pena explorar.

Canal Isabel II. Barranquilla. Planeta. Madrid.

Todo estaban listo para la publicación. Planeta Colombia había seguido paso a paso durante dos años la investigación minuciosa que Laura Ardila había dedicado al clan Char. A la autora ya la habían mandado a que se sacase la foto que iba a ornar la solapa. El 4 de julio de 2023, Laura Ardila fue invitada a una reunión en los locales de Planeta en Bogotá. Allí, Mariana Markzuc, responsable editorial de Planeta para la región andina, le anunció que, a causa del riesgo de litigio, la casa matriz española había decidido no publicar el libro. Laura Ardila cita a la directora editorial de Planeta Colombia, Mariana Marczuk : « No tiene nada que ver con tu investigación, tu investigación es impecable, tu libro es fabuloso, lo leímos todos nosotros, lo leyeron en España, y todos coinciden en que es un libro fantástico ». Marczuk dijo también que La Costa Nostra era una joya del periodismo de investigación y un extraordinario libro.

En España, pues, leyeron el libro, les pareció fantástico y… decidieron no publicarlo.

Ardila no agachó la cabeza. ¿Pensó alguien que lo haría? Estamos hablando de una periodista aguerrida que vive y trabaja en Barranquilla, la ciudad en que los Char son todopoderosos; una periodista que investiga a dicho clan desde hace años sin arredrarse. Como dice ella misma, el silencio no era una opción. A muchos colombianos tampoco les pareció bien lo que Planeta le estaban haciendo a Ardila, pero también, a ellos mismos, al privarlos del trabajo de la periodista. Juan David Correa, el editor que había acompañado a Ardila durante su investigación, dimitió de Planeta (pocas semanas después, Correa sería nombrado ministro de Cultura en Colombia). 88 artistas e intelectuales escribieron una carta abierta a Planeta para expresar su indignación. Hubo iniciativas espontáneas de ciudadanos que buscaban febrilmente la manera de desbaratar la censura de la multinacional española. Al final, Rey Naranjo, una editorial independiente, publicó el libro. Las ventas han sido y siguen siendo excepcionales. No ha habido, a día de hoy, litigio. ¿Por qué actuó Planeta como lo hizo?

Planeta, el PP, el caso Lezo y la censura de La Costa Nostra

He escrito dos veces a José Crehueras Margenat, director del grupo Planeta pidiéndole que tuviera a bien indicarme qué motivos llevaron a Planeta a decidir cancelar la publicación del libro de Ardila. Las cartas están a la disposición del lector aquí. Resumamos su contenido:

  1. Planeta Colombia ha dado explicaciones tan parcas como insuficientes sobre las razones que motivaron su decisión.
  2. Planeta Colombia seguía el trabajo de Ardila desde sus inicios. Todo estaba listo para la publicación. Fue la casa matriz española la que, de manera sorpresiva, vetó el libro.
  3. El grupo mediático español aparece citado en el caso judicial Lezo; sus dirigentes fueron puestos bajo escucha por la policía española. El libro alude al caso Lezo, en el que aparecen implicados destacados dirigentes del PP madrileño.
  4. El grupo Planeta ha obtenido una licencia universitaria de parte del grupo Planeta otorgada en condiciones poco claras por la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, dirigente del PP.
  5. Surge así la sospecha de que el grupo Planeta haya querido limitar la difusión de un libro incómodo para ella y para el PP madrileño.

El caso Lezo

Intentemos resumir en una frase el caso Lezo, que es tentacular. La empresa pública de aguas de la Comunidad de Madrid Canal de Isabel II compra a precios inflados empresas latinoamericanas que permitirán al PP de Madrid financiarse.

El caso Lezo conecta a Madrid y Barranquilla, habiendo sido Triple A, la compañía de aguas de la ciudad colombiana, adquirida en parte a un precio sorprendentemente elevado por Inassa, filial de Canal de Isabel II. Inassa facturaba a Triple A trabajos que no realizaba. Tras descubrirse esto, la fiscalía colombiana intervino Inassa.

El director de Inassa era Edmundo Rodríguez Sobrino. Hasta su destitución en 2017, cuando se conoce el caso Lezo, Rodríguez Sobrino fue consejero del diario La Razón, propiedad del grupo Planeta.

Triple A, los paramilitares colombianos y la posible financiación de estos por El Canal de Isabel II, empresa pública madrileña

Escribe Ardila:

En su incursión en la ciudad, los paramilitares lograron salpicar hasta la Triple A, que aparece mencionada en dos de las copias de las conversaciones de chat encontradas en los computadores de Edgar Fierro. Ambas son de 2005. »

Edgar Fierro, conocido como Don Antonio, actuaba bajo las órdenes directas de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, quien ha confesado alrededor de 600 asesinatos. Ignoro cuánto sabía Canal de Isabel II de estas conexiones. He dirigido al director de dicha empresa una serie de preguntas sobre esta cuestión. Mis cartas (aquí, la del 10 diciembre y aquí, más completa, la del 17 del mismo mes) han quedado sin respuesta.

Como es sabido, los paramilitares colombianos cometieron gravísimas violaciones del derecho internacional humanitario (según la Comisión de la verdad de Colombia, el número de sus víctimas fue de 205.028). Los cadáveres eran tan numerosos que las AUC terminaron creando hornos crematorios.

Mancuso y los hornos crematorios.

Observo que, por haber realizado pagos al grupo terrorista Estado Islámico, la empresa Lafarge está siendo investigada por la justicia francesa por complicidad de crimen de lesa humanidad y, también, que ha debido pagar 788 millones de dólares en EEUU para evitar un juicio por este motivo. Observo, asimismo, que Chiquita Brands fue condenada en los Estados Unidos por haber financiado las Autodefensas Unidas de Colombia.

En 2018, El Confidencial publicó informaciones concordantes con las de Laura Ardila:

También se investiga si la Triple A y otra filial, Metroagua (con sede en el municipio de Santa Marta), pagaron a grupos paramilitares para que proporcionaran protección a sus redes de suministro en zonas rurales. Así lo ha declarado José Gelvéz Albarracín, alias ‘el canoso’, excomandante del Frente Resistencia Tayrona. El exlíder paramilitar, que lleva años en prisión tras acogerse al acuerdo Justicia Especial para la Paz, acaba de relatar a ‘Noticias Uno’ cómo Diego García Arias y Luis Fernando Arboleda (dos exdirectivos de la Triple A y Metroagua) le entregaban cheques en sus oficinas con destino a estos grupos armados.

La ‘joya’ del Canal compró el silencio de periodistas… y la protección de paramilitares

¿Ha sido cómplice la Comunidad de Madrid? Ayuso no me contesta.

El Caso de El Canal de Isabel II reviste un interés particular al ser dicha empresa de propiedad pública. He escrito a la presidenta Ayuso para pedirle que invite al presidente de Canal a dar respuesta a las cartas que ha dejado sin respuesta, pero, sobre todo, para someter a su consideración una posibilidad que debería suscitar la inquietud de madrileños y españoles: ¿Puede imputarse a la comunidad de Madrid o a aquellos de sus agentes que supervisaban Canal una responsabilidad en grado de complicidad con los crímenes de las AUC? Ayuso no me ha contestado.

Canal de Isabel II demanda a Colombia ante el Centro Internacional de Arreglos de Disputas relativas a Inversiones (Ciadi)

En 2017, tras hacerse públicas las prácticas de Triple A, la Fiscalía colombiana abrió una investigación que había de conducir, en 2021, a la expropiación de la empresa. Según informa El País, Canal de Isabel II ha demandado a Colombia ante el Centro Internacional de Arreglos de Disputas (CIADI) por la expropiación de su filial Triple A. El artículo señala que la parte española se queja de que se le haya aplicado una ley diseñada contra paramilitares y narcos. El Estado español colabora con Canal en sus esfuerzos por recuperar Inassa, informa El País.

Los médicos telépatas y el largo brazo de Planeta

En Cien años de soledad, unos médicos telépatas operan a distancia, silenciosamente. Era natural que, en Colombia, se atribuyese la decisión de Planeta de cancelar la publicación del libro de Laura Ardila a una intervención de los Char o de sus aliados o, a lo menos, al temor que estos inspiraban. Más verosímil parece, empero, que el largo brazo de la casa matriz española sea el que haya intervenido. A distancia, silenciosamente, y por motivos que, acaso, nada tengan que ver con el temor a litigios de colombianos poderosos e irascibles.