He asistido a una clase que ha tenido lugar en un instituto situado en Timburbrou. No estoy autorizado a indicar su nombre ni su localización exacta. Los alumnos preparan una red de personajes, una actividad que me ha parecido digna de interés. Publico mis notas. No he consignado todas las intervenciones, pero creo que las que reproduzco permiten entender el dispositivo. Entiendo que, en Timburbrou, los profesores conciben sus clases como obras de teatro o como episodios de series. En las clases, hay cámaras que filman todo lo que ocurre. Las grabaciones son tratadas algorítmicamente y, cuando se produce algo inhabitual, un operario recibe un aviso. Algunas, muy pocas, clases son seleccionadas y los alumnos que participan en ellas reciben una suerte de permiso que les permite salir del instituto y visitar durante algunas horas un jardín botánico cercano. Las mejores clases constituyen series y los actores son recompensados con alimentos. Los profesores no reciben nada.
Profesor: Vamos a seguir con la serie. En la escena de hoy tenemos una clase como la nuestra en un instituto como el nuestro. El primero que toma la palabra es el profesor. ¿Quién interpreta el personaje del profesor?
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Profesor: Hoy vamos a empezar a crear una red de personajes. Cada uno de vosotros va a crear un personaje y le dará los atributos que desee. Después, vuestros personajes van a interactuar.
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Juan: Mi personaje se llama Pedro. Tiene 31 años, es salvadoreño y ha emigrado clandestinamente a Estados Unidos.
Emilia: Mi personaje se llama Eva. Es de Sevilla. Tiene 19 años y estudia para ser bióloga.
Ana: Mi nombre es Luisa. Soy un conejo. Cuando era joven, quería ser grande y fuerte como un buey. Así que fui a ver a Dios y le hice mi pedido. Dios me dijo que haría de mí un conejo grande y fuerte como un buey, pero me impuso una condición, que le llevase la piel del tigre. Yo le llevé la piel del tigre, pero Dios no cumplió con su palabra.
Evaristo: Hola, soy el personaje de Evaristo. Me llamo José, tengo 122 años y soy brujo.
María del Mar: Soy Antonio. Soy brujo también. No tengo cuerpo, así que, para existir, tengo que apoderarme de cuerpos de perros. He conseguido entrar en el del perro de María del Mar.
Fernando: Mi personaje es un cazador de brujos malvados. Es mexicano. Cuando era niño, un brujo se apoderó de su mejor amigo. José, que es como se llama mi personaje, lucha contra los brujos malvados ayudado por Josefina, una bruja buena.
Rubén: Soy Adolfo. Soy argentino y me gano la vida bailando enseñando a bailar el tango en Islandia.
Lola: Me llamo Juan Darién. Soy un tigre. Cuando era niño tenía aspecto de hombre. Pero los hombres me trataron mal y volví a adquirir forma de tigre. Vivo con mis hermanos y hermanas tigres en la selva.
Marta: Soy Diego, pirata. No respeto la ley. Para mí solo cuenta la fuerza. Mi única patria es mi barco.
Elisa: Mi personaje se llama Elisa, como yo. Elisa y yo no nos parecemos en nada. Yo me porto siempre bien. Elisa es un desastre, en particular en la escuela. No escucha, no estudia, no respeta nada ni nadie.
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Profesor: Muy bien. Ahora vais a circular por la clase y vais a establecer relaciones entre vuestros personajes. Si es necesario, modificaréis sus características.
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Alba: Yo soy Sofía, la bruja buena que colabora con José. Nuestro principal enemigo es Antonio, que se ha apoderado del cuerpo del perro de María del Mar. Debemos escalar una montaña muy elevada donde crece una planta con la que prepararemos una tizana para expulsar a Antonio del cuerpo del perro de María del Mar. Eva, que es amiga de María del Mar, nos va a acompañar. Por supuesto, María del Mar forma parte de la expedición.
Diego: Un día, temprano, estando yo al timón de mi barco, un conejo cayó del cielo. Ya se lo iba a dar al cocinero para que lo pusiera en la cacerola, cuando el animal abrió los ojos y empezó a hablarme. Desde ese día, trabajamos juntos.
Lola: Juan Darién, el tigre, se ha enterado de que el conejo se ha vuelto pirata. Para capturarlo decide tenderle una trampa. Le va a hacer creer que en un puerto del Caribe colombiano puede ganar mucho dinero robando un yate sin defensa. En realidad, el yate es propiedad de un grupo de narcotraficantes armados hasta los dientes.
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