Estimado personal de Planeta,
Soy docente en Francia y, así como se lo he anunciado al presidente de su empresa, estoy investigando la decisión de la editorial Planeta de cancelar la publicación del libro Cosa Nostra, de la periodista colombiana Laura Arieta.
El motivo de escribirles es pedirles que hagan pública toda información que, a su juicio, permita entender cómo la casa matriz de la mayor editorial del español ha tomado la decisión repentina de censurar un libro listo para ser publicado y cuyo contenido Planeta Colombia conocía perfectamente.
No es anodino que el grupo Planeta renuncie a la publicación de un trabajo que considera como una « joya del periodismo » invocando vagos riesgos judiciales. No lo es que la publicación tenga que ser asumida por un editor independiente. Tampoco lo son los efectos de intimidación que, entre los autores, tendrá sin duda el comportamiento tan sorprendente como imprevisible de Planeta.
Por encima de todo, preocupa el que la decisión de Planeta parezca obedecer más a consideraciones relacionadas con círculos de poder españoles o madrileños que a parámetros propios de la sociedad colombiana. La editorial misma, con su negativa a dar explicaciones, acredita la idea de que las motivaciones de su decisión son inconfesables. Le he preguntado al presidente de Planeta si la censura de Cosa Nostra se debe a que el libro menciona el caso Lezo en su vertiente colombiana. No ha habido respuesta a mi pregunta.
Una editorial, una editorial como Planeta, en particular, no es una empresa cualquiera. La deliberación pública, sin la cual no existe la vida democrática, requiere la libre circulación de la información y una mínima confianza en la lealtad con que los editores tratan el trabajo de quienes, en condiciones tan difíciles como las que prevalecen en Colombia, tienen el valor de investigar y publicar. Si la dirigencia de Planeta incumple sus obligaciones deontológicas, el personal deber recordárselas. Creo que la mejor manera de hacerlo es exigir a la dirección que dé explicaciones serias sobre su decisión o, si las mismas no se dieren, la de publicar todo documento que permita a los lectores, a los autores y a la ciudadanía en general entender cómo se ha llegado a censurar el libro de Laura Ardila.
Los saluda atentamente,
Sebastián Nowenstein, professeur agrégé, Lycée Gaston Berger, Lille, Francia.