Cuando Jesús sale manifiestamente al encuentro de un ministro español.

Estimados alumnos,

La semana pasada hablamos de la polémica que se produjo en España con motivo de las condecoraciones a Vírgenes u otras entidades inmateriales que ciertas autoridades públicas han estado concediendo últimamente.

Hoy, vamos a interesarnos un poco por un ex-ministro, Jorge Fernández Díaz, que se ha ilustrado en esta polémica. A través de su figura, además, vamos a tener oportunidad de preguntarnos qué diablos es la aconfesionalidad española.

Jorge Fernández Díaz era católico no practicante, pero, un día, estando en Las Vegas, en los Estados Unidos, Dios salió manifiestamente a su encuentro, según explica1. Siendo, más tarde, ministro, Fernández Díaz declaró2 que SantaTeresa era una potente intercesora de España. Fernández Díaz tiene un ángel de la guarda al que llama Marcelo3 y que lo ayuda, por ejemplo, a aparcar el coche.

El ministro se había rodeado con numerosos colaboradores relacionados con el Opus Dei. En tono de broma, algunos españoles dieron en llamar monasterio del interior al ministerio que Fernández Díaz dirigiera4.

El Estado español es, sin embargo, aconfesional por mandato constitucional.

¿Qué significa la aconfesionalidad a la española? El Huffington Post5 sometió algunos ejemplos problemáticos o polémicos a diferentes especialistas: jura del gobierno ante un crucifijo y con la mano sobre la biblia, vivas a la Virgen del Rocío de una ministra, etc, etc. Se trata de un artículo periodístico divertido, pero rápido y somero.

¿Y si intentásemos nosotros profundizar el tema? ¿A quiénes les podríamos escribir, en España o en otros países, para recabar información?

Otra pista de trabajo, por el lado de la ficción: imaginar historias análogas a las que estáis escribiendo6, pero sustituyendo a los chicos con ministros u otras personalidades. O sea, que, en lugar de que unos chicos repartidos por toda la tierra estén asistiendo a acontecimientos extraordinarios durante sus salidas de buceo, lo que tendréis que imaginar ahora es que son personalidades políticas de primer orden las que tienen visiones o alucinaciones religiosas y que las mismas empiezan, poco a poco, a determinar sus decisiones políticas.